Cada 2 de octubre se celebra el Día Internacional de la Educación Financiera. Desde la planificación de gastos hasta la creación de un fondo de emergencia, pasando por el uso responsable del crédito y la importancia de pensar en el futuro, los conocimientos financieros básicos son esenciales para navegar el mundo moderno con seguridad y confianza
PorDiego Pasjalidis
Lucas acaba de cumplir 18 años y está muy emocionado porque ha conseguido su primer empleo en una tienda de electrónica. Lucas vive con sus padres y sus ingresos son suficientes para darse algunos gustos. Sin embargo, nunca ha recibido educación financiera formal, lo que pronto le llevará a cometer errores que podrían haberse evitado con algunos conceptos básicos.
El primer mes, tras haber cobrado su primer salario, Lucas siente que tiene todo el dinero del mundo. Sin pensarlo dos veces, decide comprarse un nuevo smartphone de alta gama. Con el entusiasmo de tener dinero en mano, ni siquiera evalúa si el dispositivo es una necesidad o simplemente un deseo impulsivo. Lo compra en cuotas sin pensar en el impacto que estas tendrán en sus finanzas mensuales.
Aquí, Lucas comete su primer error financiero: no elaborar un presupuesto. La planificación financiera es fundamental, ya que ayuda a las personas a identificar cuánto pueden gastar sin comprometer otros aspectos de su vida. Lucas no sabe cómo priorizar entre “quiero” y “necesito”, y esa diferencia es clave para evitar caer en el sobreendeudamiento.
Un par de meses después, Lucas decide salir cada vez más los fines de semana con sus amigos para disfrutar de los frutos de su trabajo. Entre comidas, bebidas y entradas para diferentes eventos, su saldo bancario comienza a disminuir rápidamente. Él no se da cuenta hasta que, un día, su bicicleta —su principal medio de transporte— se rompe y necesita repararla urgentemente. Este es el segundo error de Lucas: no tener un fondo de emergencia. Ahorrar para imprevistos es esencial para poder afrontar gastos inesperados sin endeudarse. Si bien depende de cada realidad, un buen hábito financiero es reservar al menos un 10% del ingreso mensual para un fondo de emergencia. Así, ante cualquier situación inesperada, Lucas habría estado preparado.
Para cubrir los gastos de la reparación de su bicicleta, Lucas decide usar la tarjeta de crédito que el banco le ha ofrecido en el paquete de servicios. Desconoce las altas tasas de interés y la importancia de pagar el saldo completo cada mes. Así, comienza a pagar solo el mínimo requerido, lo que hace que su deuda se acumule rápidamente. Estamos ante el tercer error de Lucas: no entender cómo funciona el crédito. Las tarjetas de crédito pueden ser herramientas útiles si se usan con responsabilidad. Sin embargo, acumular deudas sin una estrategia clara para pagarlas puede llevar a un ciclo de endeudamiento continuo. Lucas debería haber utilizado la tarjeta solo si sabía que podía pagar el total a fin de mes.
A medida que pasa el tiempo, Lucas sigue gastando sin pensar demasiado en el futuro. Aunque aún vive con sus padres, no considera que algún día querrá independizarse, y que eso implica una serie de gastos importantes: alquiler, servicios, alimentación, entre otros. Aquí, Lucas está fallando nuevamente. Su cuarto error es no pensar en la importancia de un plan financiero a largo plazo. La relación entre educación, empleo e ingresos es clave. Planificar para el futuro, incluyendo ahorros para la jubilación o para objetivos a mediano y largo plazo, puede marcar una gran diferencia en la estabilidad financiera.
Finalmente, un día, Lucas recibe una oferta para invertir en un esquema que le promete rendimientos altos en poco tiempo. Sin investigar ni consultar a un asesor financiero, decide invertir gran parte de sus ahorros. Desafortunadamente, el esquema resulta ser una estafa y Lucas pierde todo el dinero que había invertido. El quinto error de Lucas es no buscar asesoría o investigar seriamente antes de tomar decisiones financieras importantes. En muchos casos, la ayuda de un asesor financiero puede ser crucial para evitar riesgos innecesarios y tomar decisiones informadas sobre productos financieros. Lucas habría podido evitar esta pérdida si hubiera pedido ayuda antes de invertir, o si hubiera tomado en sus manos una investigación consciente.
La historia de Lucas nos enseña que la educación financiera es vital para evitar errores que pueden tener consecuencias graves en nuestras vidas, sin considerar otros aspectos relacionados con ciberseguridad, la importancia de evitar la tentación de las apps apuestas online y tantos otras conductas que se basan en el descuido, la información parcial o con fines comerciales de iniciativas “disfrazadas” de educación, y/o la falta de preparación de las personas para abusarse de su confianza, especialmente de los más jóvenes que – tentados por la recompensa inmediata – podrían tomar decisiones que pueden tener un impacto económico y/o emocional en sus vidas, en el presente y en el futuro.
* Diego Pasjalidis Ingeniero especialista en estrategias, innovación y transformación. Autor, columnista y docente. Director de Higher Education en Ticmas
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