Javier Ramón da clases en la Escuela Técnica N.º 1 General Joaquín Madariaga, de Paso de los Libres. Es uno de los 24 preseleccionados entre 6.000 por su compromiso con los estudiantes. Espera con ilusión quedar entre los 6 ganadores nacionales.
Javier Ramón ofrece por Facebook vender pollos a la parrilla a beneficio del taller de la Escuela Técnica N.º 1. Es también quien ayuda a cocinar una torta frita gigante para un evento en su escuela, el que prepara el locro del festejo comunitario del 25 de Mayo y uno de los impulsores del proyecto educativo “Producir educando”, por el cual ese establecimiento cosechó el 5.º puesto en el concurso Maestros Argentinos en 2018.


Pero eso apenas alcanza para contar algo sobre este profe, que la semana pasada tuvo apenas dos días para completar un cuestionario “tan largo que parecía un libro” al ser notificado de que había resultado postulado al certamen “Docentes que inspiran”. “Avanzaste a la siguiente instancia del Premio Docentes que Inspiran”, decía el mensaje que le llegó a través de WhatsApp y por e-mail.
El mensaje seguía así: “Hola, Antonio Javier Ramón: Evaluamos su postulación y queremos contarte que avanzaste a la segunda instancia del proceso de selección del premio Docentes que Inspiran 2025. ¡Felicitaciones por tu gran labor docente! Queremos conocer más a fondo el trabajo que venís haciendo. Por eso te pedimos que completes el siguiente formulario. Es importante que contestes dentro de los 3 días desde que recibiste este mail, tu continuidad en el premio depende de eso. Gracias por tu tiempo, tu postulación es muy valiosa”, cierra el mensaje.
Así, en apenas dos días, Javier Ramón se notificó de que alguien lo había postulado al certamen, que había resultado seleccionado junto a otros 23 docentes para esa segunda instancia entre 6.000 postulaciones y que además apenas tenía tiempo para responder un formulario larguísimo, en medio de la creciente del río Uruguay, que tiene a su casa cercada en el barrio Picaflor, de Paso de los Libres.
Con todo eso, Javier primero se sorprendió y, según cuenta, le costó “caer”. Pero se sentó a responder el cuestionario, y a medida que relataba su trayectoria y ofrecía datos y referencias sobre su labor educativa la ilusión fue creciendo.
“El cuestionario llegó el día 18, pero entró en la bandeja de correo spam y no lo vi hasta varios días después. Cuando lo encontré, me pareció un libro. Pero comencé a escribir. Terminé al día siguiente, casi sobre la hora límite de la postulación. Y me quedé muy contento. Aunque ellos (desde el certamen, que organizan Clarín y Zurich) no te cuentan quién te postuló, suele ser una propuesta que hacen alumnos u otros docentes. Esta instancia en sí misma ya es un premio, un reconocimiento grande”, relató, con ilusión, a República de Corrientes.
Un camino de compromiso
No es la primera vez que Javier y otros docentes de su escuela resultan seleccionados o destacados por su labor educativa. Con el proyecto “Producir educando”, habían conseguido el 5.º puesto en el concurso Maestros Argentinos.
El proyecto se centraba en la producción de elementos útiles para la comunidad, utilizando los conocimientos técnicos adquiridos en el ámbito educativo. El objetivo principal era vincular la teoría con la práctica, permitiendo a los estudiantes aplicar sus habilidades en proyectos concretos que beneficiaran a la sociedad.
El proyecto se basaba en la idea de que la educación técnica no solo debe formar profesionales capacitados, sino también ciudadanos comprometidos con su entorno. A través de “Producir educando”, los estudiantes participaban activamente en la creación de objetos o servicios que satisfacían necesidades reales de la comunidad, generando un impacto positivo en su entorno.
Esa misma premisa se sostiene desde hace años también en el taller que dicta el profe Javier. “Pienso que esta postulación es una continuidad de lo que vivimos antes”, evaluó. Y, por esa experiencia, asegura que ya es muy valioso “la repercusión que tiene para la escuela el ser preseleccionados y reconocidos”. Tal como pasó con Maestros Argentinos, y también con un reconocimiento especial que habían obtenido por parte del Gobierno de la Provincia, los aportes económicos y la visibilización de la tarea del taller, de sus docentes y sus alumnos, les permitió en el pasado “conseguir herramientas de última generación y muchos materiales, que no podríamos haber conseguido de otro modo”, contó.
“La gente se acerca, las ONG se acercan, preguntan qué necesitamos o en qué pueden colaborar para nuestro trabajo; por eso, lo mejor viene después”, aseguró.
Desde hace años, en el taller de la escuela General Madariaga se fabrican o reparan sillas de rueda, durante los incendios construyeron bebederos especiales para distribuir por los campos y colaborar así con la hidratación de los animales. De manera continua reciben desafíos para colaborar con trabajos en beneficio de los bomberos, del hospital y de otras instituciones.
Entre los últimos proyectos, los chicos del taller junto a sus docentes elaboraron rockets, un modelo sencillo de cocinas a leña, junto con un artefacto que sirve para producir brickets.
A partir de esa iniciativa, comenzaron a elaborar esas “maquinitas briquetadoras, que facilitan fabricar combustible para alimentar las cocinitas a partir del desecho de aserrín y papel reciclado. Eso lo compacta y con ese mismo combustible después se cocina. Se entregaron ya más de 8 a comedores comunitarios a través de la Municipalidad. Es algo que va a ser muy útil para momentos donde cuesta recursos y es caro el gas”, explicó.
“A nosotros nos sirve mucho todo eso, porque sino los chicos están parados. De ese modo, nos traen materiales y ellos pueden aplicar los conocimientos que después les van servir en su vida laboral”, sostuvo.
Un premio en tiempos difíciles
El concurso “Docentes que inspiran” busca reconocer y celebrar a los educadores más destacados de Argentina. Se trata de un premio que se propone movilizar a la comunidad a favor de una mejor educación, destacando a aquellos docentes que han dejado una huella significativa en la vida de sus estudiantes.
El premio se centra en historias inspiradoras de docentes que demuestran un compromiso excepcional y un impacto positivo en sus alumnos y comunidades. Los docentes que participan o son nominados son evaluados por su labor, creatividad, innovación y capacidad de generar cambios positivos en el aula y fuera de ella.
El concurso consta de varias etapas: preselección de semifinalistas, selección de finalistas y la elección del “Docente inspirador del año” por parte de un gran jurado.
El ganador recibe un premio en efectivo y menciones especiales también son otorgadas. Los premios son de $14 millones y de $ 5 millones para las menciones especiales.
—¿Qué harías con ese dinero si resultaras ganador?
—Bueno. Eso también lo puse en el cuestionario. Tenemos una problemática en el barrio, que viene desde hace años: las inundaciones.
Lo cierto es que la creciente del río Uruguay de las últimas semanas revivieron ese problema. En su barrio, llamado Picaflor, se desborda el arroyo Despedida. Y con su casa ubicada a unas tres cuadras, es inevitable esperar que llegue el agua.
“Tenemos todo preparado por si hay que evacuar. En ese caso se trasladaría mi mujer, porque mis hijos ya son grandes y no viven aquí. Pero yo me quedo. Tengo un comedor (comunitario) y lo sigo atendiendo. Y además hay que cuidar las cosas, no podemos dejar la casa sola porque se roban todo. Me quedo en una carpa”, relató.
Así, si tuviera acceso al premio económico, Javier lo usaría para construir un altillo en su casa. Un pequeño departamentito con baño en la parte superior de la vivienda, para poder sobrellevar esas situaciones y no tener que soportar el agua, y en esta caso también el frío. “En este momento comenzó a bajar, así es que estamos bastante contentos. En medio de esta creciente, pude también responder a tiempo el cuestionario. Es para ilusionarse”, dijo.
Fuente. La Republica