La marcha del salario docente (tomando el cargo de Maestra/o de Grado Escuela Común) expone variaciones muy importantes en el periodo enero-junio del 2024.
Debemos recordar que arrancamos el año con un piso de $250 mil bajo el esquema de garantía nacional, que abarcaba de 0 a 15 años. Además, se veía atravesado por la discontinuación del pago de ese concepto a raíz de los recortes de las transferencias no automáticas de Nación a través de las cuales se giraba ese rubro.
El salto rotundo se produjo en mayo cuando ascendió a los $400 mil y se completó en junio cuando alcanzó los $450 mil, significando un aumento en el periodo del orden del 80%, lo que significa cubrir la inflación acumulada (al momento) del periodo. En relación al de máxima antigüedad, la variación registrada es del 87,97%, pasando de $304979 en enero a $573280 en junio.
En cuanto al aumento de básico, arrancamos enero con un básico de $61.500⁷⁷, arribando en junio a $113.500⁷⁷, lo que significa una variación de 84,5%. Nuevamente el salto más importante está en mayo y junio, donde entre ambos meses supera un 50% de incremento en ese concepto.
Ahora bien, si observamos el achatamiento en la tabla de evolución nominal, veremos que el desafío más grande para julio está en no solamente seguir mejorando el salario inicial (que está lejos de un ideal), sino también en corregir el achatamiento de la pirámide. Mirando con atención, hacia el mes de abril la diferencia rondaba el 60%, o sea, una pirámide mejor armada, pero a costa de salarios nominales muy bajos. Los incrementos en mayo y junio fueron sustantivos en cuanto a plata de bolsillo, pero no alcanzaron a cubrir un mejor nivel de representación salarial para cada tramo de la antigüedad.
Lo aquí expuesto demuestra cómo la lucha de estos meses, y en particular lo sucedido en estas últimas semanas, ha permitido dar un enorme salto en materia salarial que seguramente significará mayor alivio en los hogares docentes severamente golpeados por la crisis. El Gobierno tuvo que poner plata. Nuestra determinación obligó a que esa voluntad política renuente y mezquina apareciera para dar respuestas.
Será tarea fortalecer estos espacios y poder trabajar de cara a los desafíos que tenemos por delante. Hay mucho por hacerse. Pero nada será lo mismo. Está lucha marcó a fuego la historia de la docencia misionera.