La asignatura Formación Ética y Ciudadana se presenta en el nivel secundario como un espacio complejo, que pretende comprender, analizar y reflexionar críticamente una realidad en permanente cambio y enmarcada, según varios autores, en la sociedad del conocimiento.  

Las Ciencias Sociales enfrenta el desafío de incorporar una mirada sobre las profundas transformaciones en campos tan importantes correspondientes a las dimensiones social, política y económica. Las mismas influyen en la conformación de nuevas subjetividades, las que debemos considerar desde las instituciones educativas. Estos cambios socio- culturales contribuyen a la configuración de sujetos que necesitan otras competencias para desenvolverse en la sociedad, lo que implica el desarrollo de un modelo que posibilite una mayor comprensión de la realidad, con un carácter interpretativo, teniendo en cuenta además la complejidad de la que es portador el propio sujeto. 

Nuestras prácticas pedagógicas se pueden y deben enriquecer con la inter, multi y pluri disciplinariedad que permiten un entrecruzamiento de relaciones entre los diversos métodos y conceptos propios de los espacios curriculares, con apertura a todo aquello que otorgue nuevos sentidos al conocimiento. 

El aprendizaje en relación a la Formación Ética y Ciudadana no puede reducirse al conocimiento de los saberes básico de la disciplina. Es necesario crear situaciones a partir de las cuales, cada estudiante logre construir un entramado conceptual, junto con actitudes y acciones que lo capaciten para un desenvolvimiento social responsable. Es decir, formar un sujeto con posibilidades de actuar según principios autónomos, justos y solidarios, argumentados y siempre abiertos a la crítica, a la posibilidad de cambio. La democracia, la práctica de la ciudadanía y el pleno ejercicio de los derechos humanos se suponen recíprocamente y no se reducen a elegir periódicamente a las autoridades del sistema político. 

Los alumnos de la escuela secundaria deberán lograr la participación escolar y la construcción de ciudadanía, que es uno de los propósitos de la Formación Ética y Ciudadana. Cada estudiante estará habilitado para expresar sus opiniones, escuchar propuestas alternativas, deliberar sobre la legitimidad y viabilidad de cada postura, decidir por consenso o elección mayoritaria y tomar parte en las definiciones resultantes.  

Esto implica considerar que los valores sostenidos por los estudiantes no son absolutos ni inmutables, sino que varían a través del tiempo, pero tampoco son puramente subjetivos, sino que se construyen en los discursos sociales de cada época. Los criterios de preferencia de cada sujeto se constituyen como una escala valorativa en diálogo con los enunciados culturales con los cuales interactúa. En palabras de Paul Ricoeur: “Los valores son como el sedimento depositado por las preferencias individuales y los reconocimientos mutuos. Estos sedimentos, a su vez, sirven de relevos objetivados entre nuevos procesos de evaluación de los que cada individuo es responsable” (Ricoeur, Paul; 1994.). En síntesis, los valores son criterios de preferencia construidos como producto de disputas culturales, que alcanzan consensos relativos y vuelven a entrar en crisis periódicas de legitimación y consenso. El problema de la universalidad de los valores se transforma entonces en el problema de la extensión universal de los parámetros culturales dentro de los cuales los valores tienen sentido. 

Es importante que el estudiante se encuentre, al finalizar la escuela secundaria, con capacidades no sólo cognitivas, sino valorativas para participar en la sociedad, para comprender el funcionamiento de las distintas instituciones que la conforman y sean capaces de ser críticos, objetivos y constructores.  

Se debe pensar a la educación secundaria con el compromiso -desde este espacio- de aportar a la formación de una ciudadanía activa, que interprete las acciones propias y ajenas, realizadas o por realizarse.  

Por lo mencionado, el docente en Formación Ética y Ciudadana debe tener las competencias que exige el contexto actual, y necesarias al momento de diseñar y planificar su clase para afrontar los nuevos desafíos de los procesos de enseñanza y de aprendizaje.