El exministro de Educación de Portugal, Nuno Crato, conocido por las reformas que mejoraron los resultados académicos de su país, sostuvo que la clave está en asegurar que todos los niños adquieran habilidades básicas desde los primeros años de escolaridad. Durante su visita a Buenos Aires, dialogó con Ticmas sobre los desafíos globales en educación y la importancia de volver a lo esencial.
“Para que mejore la educación hay que volver a lo esencial, y lo esencial es enseñar a leer y a resolver problemas matemáticos desde los primeros años de escolaridad”. Nuno Crato, ex ministro de Educación de Portugal, llegó a Buenos Aires con un mensaje concreto: la educación debe enfocarse en lo básico.
Durante su gestión, entre 2011 y 2015, Crato propuso reformas al sistema educativo de su país, que incluyeron el aumento de la carga horaria de Lengua y Matemáticas y el inglés como materia obligatoria. ¿El resultado? Logró reducir la deserción escolar del 27% al 13,7% y consiguió que Portugal obtuviera sus mejores resultados en las evaluaciones PISA.
Crato llegó a la ciudad para participar en un encuentro en el marco de las jornadas del Consejo Federal de Educación, donde compartió su experiencia con los ministros de todas las provincias. Y en un alto a la agenda habló con Ticmas.
“Los desafíos de la educación son comunes a todos los países”, dijo, “aunque a veces no lo entendemos y a veces lo olvidamos”. Crato destacó que la cuestión de la alfabetización es es un problema en América Latina, pero, con dimensiones diferentes, se da en todo el mundo. “Con lo que sabemos de los exámenes de PIRLS y PISA, cerca de un tercio de los estudiantes de 10 años y de los estudiantes de 15 años en Europa tienen grandes dificultades a leer. Por supuesto, hay países que avanzaron mucho y bajaron el número de estudiantes con extremas dificultades de lectura, pero Europa en su conjunto aumentó. Y lo que diría que es aún más preocupante es que no se está evaluando como se debería”.
—¿Por qué se da esta recurrencia a nivel mundial? ¿Por qué no se alcanzan los resultados?
—La solución es: franca atención al problema. No hay razón alguna para que un niño de seis, siete u ocho años no sepa leer. La pregunta es por qué no estamos cumpliendo con nuestro papel. ¿Por qué? Porque no damos la debida atención a los problemas básicos. Cuando hablamos de los problemas de educación, ¿de qué hablamos? De los horarios de los maestros, de la remuneración, de la digitalización de las escuelas. Todo es muy importante, pero qué es lo importante: saber leer, saber lo básico de la matemática. De eso no se habla.
—Perdón, pero voy a insistir. Si se habla de aquello otro es porque, en un punto, se da por sentado que en la escuela se aprende a leer, como pasaba antes. Sin embargo, hoy ese piso no está más.
—Yo no sé si eso es verdad. Es muy difícil evaluar qué pasaba hace 30 o 40 años. Hay mucha gente que dice la escuela no es lo que era, que en otro tiempo las cosas eran mejor. Es una discusión un poco vacía, porque realmente no tenemos datos de lo que pasaba, Empezamos a tenerlos más o menos en 2000, con PISA, TIMSS, PIRLS, que son exámenes fiables, que mantienen los mismos criterios cada año y para todos los países. Con eso podemos decir lo que pasa. Es muy difícil hacer juicios generales sobre lo que era la escuela y lo que ya no es.
—Lo interrumpí cuando hablaba de la matemática. Mirando mucho la alfabetización y matemática es otro tema desafiante.
—La respuesta principal es esta: es necesario enseñar matemática. El problema de los niños con dificultades en matemática es que no aprendieron en el tiempo adecuado las cosas que deberían haber aprendido. Por supuesto, podemos intentar enseñarles matemática de una manera más intuitiva, más interesante, pero lo esencial es enseñarles matemáticas. Muchas veces pensamos que los estudiantes aprenden lo que les gusta, pero nos olvidamos de otra cosa: les gusta lo que saben. Entonces, si dominan la materia, si pueden resolver los problemas, si lo encuentran sencillo, les gusta. Hagamos todo lo que podamos hacer para que les guste las matemáticas, pero no nos podemos olvidar que lo esencial es que aprendan matemática.
—Estuvo invitado en el Consejo Federal de Educación con los ministros de cada provincia de la Argentina. ¿De qué hablaron?
—Para mí fue un honor estar con los ministros de Argentina, como antes estuve en Uruguay y en Brasil. En el Consejo Federal, los ministros con quienes hablé estaban interesados en conocer la experiencia de Portugal. Estaba también el ministro de Sobral, que es un municipio muy pobre de Brasil, pero es el mejor en la enseñanza del país. Eso es muy sorprendente y quiere decir que la pobreza no es una fatalidad. Los estudiantes con dificultades económicas y sociales pueden progresar.
—¿La realidad de Brasil se parece más a la Portugal o a la del resto de Latinoamérica?
—Es más parecida a América del Sur. Portugal ya superó una serie de problemas que otros países todavía mantienen.
—Portugal hace mucho que pasó la crisis económica.
—Sí, pero con la crisis económica igualmente hubo progresos. Portugal hizo grandes progresos a principios del siglo XXI: bajó muchísimo la tasa de abandono, bajó muchísimo la repitencia. Ya está resuelto lo básico en cuanto a infraestructura, pero no en cuanto al aprendizaje. Regresando a los ministros de Argentina, la conversación fue muy interesante porque ellos querían saber cómo logramos sostener la educación.
—¿Cómo lo hicieron?
—Con atención al currículo, con evaluaciones y con apoyo a los estudiantes más necesitados. A principios del siglo XXI, los resultados de Portugal en PISA y TIMSS no eran muy buenos, pero durante 12 o 13 años, los ministros de diferentes partidos con perspectivas diferentes sostuvieron la idea de mejorar los resultados y, para eso, se hicieron estas tres acciones. Primero, que el currículo fuera más ambicioso.
—¿Qué significa más ambicioso?
—Más ambicioso significa que los estudiantes sepan más. Que esté mejor estructurado, que sea más progresivo, más definido. Para que los estudiantes sepan más. Segundo: evaluación. Saber lo que pasa. Que el maestro haga evaluaciones formativas, pero que también haya una evaluación estandarizada nacional. Las dos ayudan porque, cuando tienes una evaluación estandarizada nacional, todos intentan mejorar la evaluación local. Esas dos premisas fueron pilares de nuestra política. Y el tercer pilar es el apoyo a los alumnos con más necesidades.
—¿Necesidades económicas?
—Necesidades educativas que, por supuesto, están relacionadas con las dificultades económicas, pero no quiere decir que un estudiante que proviene de una familia con menos recursos tenga dificultades. Lo importante es que los estudiantes que están lejos del promedio de la clase reciban un apoyo especial desde el principio y que ese apoyo sea en el momento debido, no esperar uno, dos o tres años porque “al fin ellos sabrán leer, al fin ellos sabrán hacer las cuentas”. No hay que actuar inmediatamente. Y tiene que ser sistemático, frecuente y que sea medida; es decir, que se sepa si están progresando.
—¿La formación docente?
—Nosotros tuvimos la suerte de tener profesores muy experimentados que, en momentos de grandes dificultades económicas —sobre todo, de 2011 a 2014—, acompañaron a los alumnos porque tenían muy claro que para la Nación era necesario progresar en la educación. Digo “teníamos” porque ahora estamos en un proceso de transformación. Muchos profesores han alcanzado la edad límite y se están jubilando. Hay un cambio muy grande; vamos a qué pasa con los nuevos maestros.
—¿Qué impresión le dieron los ministros de Educación de la Argentina en relación a las problemáticas educativas que venimos hablando?
—Yo, por supuesto, no puedo hablar de todos, pero hay algo que me sorprendió muy positivamente y es que todos estaban preocupados con la alfabetización. No siempre sucede.
—¿Qué habilidades debe tener un estudiante que termina la educación básica?
—Por supuesto, tiene que saber leer y tiene que saber matemáticas. Y tiene que tener una formación general en las materias tradicionales.
—¿Y en las habilidades digitales?
—También, pero yo hablo de las tradicionales porque continúan siendo muy importantes. A veces se cree que un estudiante tiene que tener un espíritu crítico: es verdad. Pero se olvida que, sin las materias tradicionales, no puede tener espíritu crítico. Cómo puedo tener espíritu crítico sobre la política argentina si no conozco la historia de Argentina, si no sé leer las estadísticas. No puedes desarrollar sentido crítico sin conocimiento. Las dos cosas están muy ligadas. La mismo pasa con la creatividad. Durante mucho tiempo se decía que Singapur y Japón daban muy bien en PISA, pero no eran creativos como en América Latina o Europa. Era una discusión sin datos… hasta ahora. Hace unas semanas PISA divulgó los resultados del estudio sobre la creatividad. ¿Cuáles fueron los países que estaban en el top? Singapur, Japón, Corea. Y algo interesante fue ver la correlación entre los conocimientos matemáticos y la creatividad: los países donde los alumnos tienen más conocimientos matemáticos son también los que tienen más creatividad.
—Al ministro de Educación siempre le toca administrar pobreza: nunca tiene el suficiente dinero para invertir o para hacer una reforma educativa o para comprar tecnología o aumentar sueldos. Pero, si tuviera todo el dinero disponible posible, ¿qué haría?
—Es una pregunta muy interesante. Me hicieron la misma pregunta cuando terminé mi mandato en 2015. Yo contesté que haría una mejora en la infraestructura de las escuelas, porque algunas escuelas estaban un poco degradadas. Al mismo tiempo, es muy interesante que cuando tuvimos menos recursos fue cuando progresamos más. ¿Por qué? Porque nos enfocamos en lo esencial: la lectura, la matemática, el currículo, la evaluación, el apoyo a los estudiantes con más dificultades. Ese enfoque es lo que puede cambiar la educación. No digo que el dinero no sea necesario, sino que muchas veces se habla solo de la plata, olvidando que lo esencial es el enfoque de la educación. Y hay un dato interesante: en PISA se ve cómo son los resultados de los países y su inversión educativa. Hasta un cierto punto los dos están muy correlacionados, pero llega un punto en que las dificultades básicas fueron resueltas y aunque pongas más plata, no sirve de nada. Luxemburgo invierte en educación casi tres veces lo que invierte Portugal y tiene peores resultados. Estonia invierte mucho menos que Australia y Francia y tiene resultados mucho mejores. ¿Por qué? Porque es importante tener plata, es importante que haya sillas, mesas, libros de texto, recursos fundamentales, pero una vez superado ese punto, lo que importa es el enfoque de la educación.
Por Patricio Zunini