El intendente Emiliano Fernández Recalde explica cómo la creación de un Centro Universitario Municipal se volvió un sostén del desarrollo industrial de la ciudad correntina. “Pasamos de una industria de calificación de mano de obra media-baja a una de media-alta”, dice

Gobernador Virasoro, provincia de Corrientes, es una ciudad en crecimiento. Con 50.000 habitantes —tres cuartas partes de ellos menores de 30 años—, ha desarrollado un modelo de diversificación productiva industrial que elevó la tasa del empleo privado formal al 80%. En esta localidad está la yerbatera más grande del país, la planta de biomasa que aporta energía limpia al Sistema Argentino de Interconexión y hace poco se inauguró una planta maderera con capitales austríaco-belgas.

“Hay ocho países invirtiendo, hay pleno empleo y más de 500 millones de dólares de inversión”, se entusiasma el intendente Emiliano Fernández Recalde. Pero junto con este crecimiento, la ciudad empezó a tener un nuevo desafío: “Pasamos de una industria de calificación de mano de obra media-baja a una de media-alta”, explica el intendente.

Una de las claves para sostener esta transformación, entonces, fue la creación del Centro Universitario Municipal donde están presentes la Universidad Nacional del Nordeste, la Universidad Nacional de Misiones, la Universidad Nacional de San Martín, la Universidad Tecnológica Nacional y también la Universidad del Salvador. Con la intención de responder a las demandas de la industria, las carreras que se dictan tienen que ver con electrónica, mecatrónica, mantenimiento industrial, energías renovables, etc. “Todo tiene que ver con lo industrial”, dice el intendente, “porque Virasoro es el polo foresto-industrial más importante de la provincia”.