En el marco de la Semana Verde, el rector de la Universidad Nacional del Nordeste, Omar Larroza presentó el informe institucional de la huella de carbono en la institución. Una medición que se realiza en adhesión a un programa del CIN.
En el marco de las actividades de concientización por la preservación y sostenibilidad del ambiente que se desarrollaron durante la Semana Verde, se destacó la presentación del informe institucional de huella de carbono de la Universidad Nacional del Nordeste el pasado miércoles 5 de junio, en coincidencia con el Día Mundial del Ambiente. Son datos del relevamiento que se viene realizando en la UNNE, sobre el impacto ambiental de sus actividades, en el marco del Programa Nacional de Carbono Neutro que se impulsa desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).
El rector Omar Larroza presentó los primeros resultados del relevamiento que se viene realizando en la UNNE sobre el impacto ambiental de sus actividades, en el marco del Programa Nacional de Carbono Neutro que se impulsa desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Lo hizo acompañado por uno de los coordinadores de la Coordinación de Desarrollo Sustentable y Transición Ecológica (CODESTE), Mario Berent quien expuso en detalle el informe institucional.
El acto estuvo encabezado también por la decana de la Facultad de Ciencias Económicas, Moira Carrió, y participaron autoridades universitarias, docentes, no docentes y estudiantes de la UNNE.
En base a la medición de los dos últimos años, la UNNE ha producido unos 3.784,20 TnCO2eq por año. Berent explicó que se midieron los consumos de combustibles y la utilización de energía eléctrica, “y pensando si es poco o es mucho, consideramos que está de acuerdo al tamaño y dispersión de una institución que es la quinta del país en cantidad de alumnos”.
Así esta universidad regional se ubica en el quinto lugar del total de las 20 instituciones de educación superior que se sumaron a esta iniciativa del CIN y, tras medir sus emisiones de carbono, calculan un total de 42.328,47 Tn/Co2 por año, con un promedio por universidad de 2,228 Tn/Co2 -también anual-.
La huella de carbono, entendida como “la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto por un individuo, organización, evento o producto”, es una de las herramientas más simples y precisas para conocer el impacto de una actividad en el ambiente.
Y la huella de carbono institucional, es un indicador del consumo de energía necesario para el funcionamiento (en este caso de universidades) expresado en unidades de CO2, o gases efectos invernaderos.
Los factores más importantes de los GEI en las Universidades son el uso de la energía eléctrica, gas natural, transporte y refrigeración.
El programa
En septiembre de 2022, desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) se puso en marcha el Programa Nacional de Carbono Neutro, a fin de conocer la cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEIs) que las instituciones producen e impactan en la problemática del cambio climático.
Con base en la Ley de Educación Ambiental Integral (N° 27.621) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU, puntualmente los objetivos 7 de “energía asequible y no contaminante” y el 9 de “Industria, Innovación e Infraestructura”, se avanzó con esta iniciativa que tiene el propósito de fortalecer la gestión y sensibilización ambiental en las Universidades, con el fin de minimizar los impactos que sus actividades causan al medio ambiente local y global.
“Un programa de estrategias de gestión sustentable en universidades, es la elaboración de un indicador certero, que permita sentar las bases del estado real de las emisiones de la universidad, y luego sirva para determinar la efectividad de las medidas de mitigación que se implanten”, explicaron.
El programa se dividió en tres etapas; en la primera se trabaja en la elaboración y determinación de los GEI que la universidad produce, mediante la confección de la huella de carbono institucional.
En esa instancia se trabaja ahora en las instituciones que vienen contabilizando el 100% de sus emisiones de GEI atribuibles a las operaciones sobre las cuales ejerce el control.
Se mide por ejemplo las emisiones directas como el impacto del uso de vehículos (desplazamientos), el consumo de combustibles fósiles, las fugas de los equipos de climatización y/o refrigeración; y las indirectas como los consumos eléctricos.
Según los primeros resultados, el promedio entre las 20 universidades en cuanto a emisiones directas, es de 1.069 TnCo2/año, mientras que el promedio del consumo de energía eléctrica es de 1.505 TnCo2/año.
Así, el consumo de energía eléctrica produce las emisiones más altas en el sistema universitario, que representan un 56 %, mientras que el consumo de combustibles, gas y gases de los aires acondicionados, etc, representan el 44 %.
El programa contempla una segunda etapa que consiste en definir una serie de medidas de mitigación, o plan de mejoras; y una tercera en la que se pretende avanzar hacia el carbono neutro en las universidades, con la implementación de medidas para contar con elementos que absorban la emisión de los gases de la universidad, por ejemplo, árboles debido al proceso de fotosíntesis.
En ese sentido, el arquitecto Berent explicó el plan de trabajo para la implementación de la neutralidad de carbono en las diversas actividades: digitalización, administración eficiente de los recursos, transición a energías limpias, separación y reciclaje de residuos, entre otras cuestiones.
Digitalización y otras acciones sustentables
“Desde el comienzo de la gestión la Universidad ha definido que los Objetivos de Desarrollo Sostenible son parte primordial de sus políticas, por ello se han generado y trazados estrategias transversales para el cuidado del ambiente, porque es un deber, y a la vez un desafío para todas las disciplinas, debido a que la observación de los ODS exige una planificación interdisciplinaria y transdisciplinaria”, dijo el rector Larroza durante su discurso en el Salón Auditorio de la Facultad de Ciencias Económicas.
Se refirió entonces a otras medidas adoptadas en la Universidad, en pos del objetivo ambiental, como es el caso del sistema de gestión SUDOCU que digitaliza todo el trámite de los expedientes y notas dejando atrás el uso de papel.
“En tan sólo un mes de despapelización de la universidad se han ahorrado setenta y cuatro kilómetros de papel, lo que implica alrededor de treinta árboles que van a la destrucción y más de ciento noventa mil litros de agua y la mejora en la respiración de 30 personas”, destacó.
Señaló entonces que junto a las estrategias globales e institucionales, “es también muy importante el cambio de conducta de nosotros mismos porque ello implica un sentido de pertenencia, ya que verdaderamente el cuidado del medio ambiente depende de nuestras conciencias y actitud”.
Luego, el arquitecto Berent presentó el informe destacando la influencia preponderante en la huella de carbono que tiene la utilización de los combustibles fósiles que continúa vigente y configura una situación de crisis. “Ante esto, no podemos mantener una posición neutral, debemos tomar una posición clara”, aseguró.
“Ya se cumplieron cincuenta años de la primera reunión de la ONU sobre la agenda ambiental, donde entró en discusión la cuestión: colapso o sustentabilidad, donde la cuestión del Antropoceno se volvió central, porque los científicos señalan que consumimos más recursos de los que se pueden regenerar naturalmente”, recordó.
El especialista hizo hincapié en que el cambio climático es algo permanente en la historia del planeta, pero el problema actual es la velocidad con la que suceden, porque “hemos transformado en muy poco tiempo el lugar donde vivimos y corremos el riesgo de llegar a un punto de no retorno”.
En ese marco, “la agenda de los ODS es un plan para trabajar fuertemente en la cuestión y el día del ambiente no es más que una excusa para ponernos a reflexionar, para generar acciones y alianzas al respecto, para comprometernos con la cuestión ambiental”, dijo y destacó la Semana Verde que -como cada año- se realizó del 3 al 8 de junio, y “es una forma que encontramos para plantearlo y tomar conciencia como dijo el Rector”.
En la segunda parte de la presentación, el especialista se refirió al ciclo del carbono, “un gas clave en esta cuestión porque es uno de los más presentes en la atmósfera por la acción del hombre y de los que más contribuye a la generación del efecto invernadero por ello su incidencia en el clima”.
Allí no obstante, “la Universidad puede aportar a la resolución de estos problemas”, aseguró y señaló como ejemplo de ello, la decisión de sumarse al programa de carbono neutral del CIN “que implicó también la decisión del Rector de activar una recalificación de la política ambiental de nuestra institución”.
Destacó que se cuenta con los recursos humanos calificados y capacidades para realizar el trabajo, y así mostrar “la importancia de seguir este camino”.
De este modo, la Universidad Nacional del Nordeste avanza con su política ambiental, traducida en decisiones y acciones concretas, que atraviesan las distintas funciones de la institución (docencia, investigación, extensión y transferencia), y de gestión como la decisión de participar del programa nacional de medición de la huella de carbono y la realización anual de una agenda semanal que incluyó carpa verde, stands, workshops, charlas, muestras artísticas y diversas actividades que se desarrollaron en los distintos campus de la UNNE, en Resistencia y Corrientes.