La iniciativa es para beneficiar a jardines de infantes y comedores. En otra oportunidad, fabricaron andadores para abuelos y personas con discapacidad, y este año realizaron una colecta para ayudar a los que sufrieron pérdidas por las inundaciones.

Los estudiantes de 6º 2ª de la Escuela Secundaria Dr. Eloy Ortega de la ciudad de Corrientes, en el marco de la materia Proyecto y gestión de microemprendimiento, se dieron cuenta de que en la institución hay un lugar donde se acumulan sillas y pupitres rotos, por eso durante varios días y con la ayuda de sus familias, les dieron una nueva utilidad a esos artículos.

“Son alumnos de clase media y media baja. Ellos tienen dos proyectos en el año: uno solidario, sin fines de lucro y el otro, con fines de lucro que se llevará adelante en octubre. En el primer proyecto los estudiantes propusieron reutilizar esos artículos o mobiliarios en desuso o dañados para crear divertidos juguetes, y un nuevo mobiliario para regalar a jardines maternales y comedores, y hacer felices a muchos niños”, comentó el profesor de Economía Guillermo Castillo, en diálogo con República de Corrientes.

“Cada equipo de trabajo era libre en crear lo que quisiera, llevaron cierta una cantidad de muebles y lo transformaron en juegos como tatetí, mesitas ratoneras pintadas y decoradas, sillitas, entre otros. De elementos que nadie usaba, ellos los transformaron en productos que seguramente podrán sacarle una sonrisa a los niños”, agregó.

El profesor destacó la nobleza de los estudiantes ante este desafío y resaltó la ayuda de sus padres. “Se armó un lindo equipo de trabajo y estoy agradecido a quienes brindaron su predisposición cortando, lijando y pintado para ayudar a sus hijos. Lamentablemente, si en el colegio hay una pelea, la noticia sale en todos los medios, pero este tipo de acciones no tiene mucha repercusión”.

Trabajo solidario

En otra oportunidad, los alumnos de esta misma materia fabricaron andadores especiales para donar a abuelos o personas con discapacidad.

Asimismo, en marzo Corrientes sufrió un temporal que dejó más de 800 evacuados. Varias viviendas quedaron prácticamente sumergidas y hubo voladura de techos y autoevacuados. Cayeron al menos 300 milímetros de agua en tan solo 5 horas.  Los estudiantes comentaron en el aula que tanto ellos como sus familiares y amigos también resultaron afectados por la inundación. 

“Por este motivo, surgió la idea de ellos mismos de hacer una colecta solidaria para intentar darle una mano a todas aquellas personas que sufrieron pérdidas”, recordó.

“Me siento reconfortado y con una gran satisfacción porque, a través de este acto, brindamos esperanza a la sociedad. En el colegio siempre hacemos campañas solidarias que son una herencia que tenemos en esta institución”, enfatizó. 

Al enterarse a través de las redes sociales, algunos comedores y jardines de infantes se comunicaron con el colegio para ver la posibilidad de poder colaborar con la institución. “Hay mucha demanda, y lamentablemente no podremos cumplir con todos. Pero vemos la necesidad, sobre todo porque se acerca el Día del Niño. Si fuese un año electoral, todos esos lugares estarían llenos de juguetes; pero, como no lo es, faltan”, dijo.

Este es un extraordinario proyecto, no solo digno de destacar, sino también de ser imitado. “La idea también es replicarlo en otros colegios, en todas las instituciones educativas siempre hay muebles en desuso. Queremos que se sumen a hacer estas acciones. Por el momento, solamente utilizamos el 20 % de los pupitres, pero con más tiempo y más recursos se pueden lograr otras cosas”, expresó. 

Al principio los alumnos se resistieron a realizar este trabajo, diciendo “no puedo, o no quiero”. “Es la típica rebeldía adolescente, la ley del menor esfuerzo. La actividad consistía en mandar fotos del paso a paso de sus creaciones y es ahí donde ellos se unieron con sus compañeros, porque se juntaron en la casa de uno y de otro. Cuando vieron los resultados eso se reflejó en sus rostros y se dieron cuenta de que valió la pena tanto esfuerzo y que todo tiene sentido”, afirmó.

 “Personalmente, sigo apostando a que tenemos una juventud que puede cambiar nuestra realidad. Hay que incentivarlos, pero también exigirlos. Si alguien les pregunta si quieren hacer juguetes, lo más probable es que no lo hagan, pero los adultos no nos damos cuenta de que si le damos un poco de presión con motivación salen buenos resultados”, reflexionó.

“Además, solemos decir que los alumnos no hacen nada o que pasan la mayor parte del tiempo con sus celulares. Pero tampoco sabemos mostrarles el camino para que se involucren en algo que les guste. Lo que siento es que cuando sean grandes recordarán lo que hicieron y seguramente lo volverán a hacer con sus familias, en sus trabajos o en sus barrios. Es una experiencia muy buena”, continuó.

A pesar de ciertas dificultades económicas que atraviesan algunos , ellos apuestan a la solidaridad y pretenden hacer una colecta, disfrazarse de payasos en la rotonda para colaborar y que muchos niños celebren su día. 

Fuente: La República